jueves, 13 de octubre de 2016

El maestro de los remedios a base de plantas


Diego Arregui, doctor en etnobotánica, desarrolla complementos nutricionales basándose en 130 especies. Por su consulta pasan cada año 2.000 personas y su lista de espera es infinita.

En el sur de México estudió las plantas medicinales que usaban las culturas mayas y aztecas. En Burkina Faso trabajó con un sacerdote español buscando fórmulas para neutralizar el virus del sida. Y en el Amazonas brasileño aprendió la "tecnología" ancestral que utilizan los chamanes de las tribus indígenas. Diego Arregui tiene la estrella que envuelve a unos pocos protagonistas de historias. Ésa que le ha llevado a intercambiar conocimientos con varios mundos. A buscar remedios naturales en las despensas del planeta para ayudar a una sociedad vulnerable que va muy deprisa.
Durante 32 años ha viajado por 17 países de Asia, África y América Latina, analizando plantas con las que prepara sus remedios como complementos alimenticios. Extrae de ellas todos sus nutrientes, vitaminas y minerales. Lo hace en un moderno laboratorio en medio del campo a 24 kilómetros de Pamplonaen Puente la Reina, un pequeño municipio con poco menos de 3.000 habitantes. Diego, 49 años, nutricionista doctorado en Etnobotánica y Antropología, tiene tres parcelas con 130 especies diferentes de árboles y plantas de las que saca 170 productos naturales, en forma de gotas, comprimidos o infusiones.
ESCARAMUJO. Tiene 20 veces más vitamina C que la naranja. Fruto silvestre de invierno bueno para prevenir mareos y jaqueca.
En el cruce de caminos de la tradicional ruta jacobea que viene desde Francia, el doctor Arregui nos recoge en su coche. Estos días hay muchos surcoreanos por las calles de Puente la Reina. Los vecinos no paran de recibir visitantes asiáticos desde que la escritora Kim Hyo Sun escribiera tres libros sobre el Camino de Santiago. Diego vive en una finca encima de una antigua comunidad templaria. Nació en esta tierra el día antes de un chupinazo de San Fermín. Desde pequeño está en simbiosis con la naturaleza. "Cuando era adolescente recorría los pueblos aprendiendo los remedios de los curanderos hasta que decidí buscar el conocimiento antiguo en los lugares más remotos del planeta", cuenta.
Por el boca a boca, los beneficios de sus productos han llegado a muchos oídos en todo el mundo. Por su centro pasan cada año más de 2.000 personas y su lista de espera es infinita. Deportistas de alto nivel, toreros, personalidades de la cultura y hasta políticos. También hombres y mujeres enfermos, sin dinero, a los que el investigador navarro recibe desinteresadamente y les receta un tratamiento natural que mejore su salud. "Desarrollo complementos nutricionales para los males modernos", explica.
"Cada mes me llegan cientos de llamadas y mensajes de personas que me cuentan sus dolores o que quieren mejorar su alimentación. Después intento, a través de mis investigaciones, ayudarles".
SATUREJA. Tiene nutrientes reconstituyentes que proporcionan vigor sexual. Sus propiedades son digestivas, tónicas y estimulantes.
Su experiencia de intercambio de tecnología ancestral y moderna con las tribus indígenas sirvió para que el fotógrafo y cineasta Patxi Uriz rodase el documental Hijos de la Tierra, ganador del Premio Goya de este año al mejor cortometraje documental. El filme reflexiona sobre la medicina natural y el sistema de salud actual. "Yo reconstruyo una forma de salud uniendo la tradición yerbera milenaria con los nuevos usos y aplicaciones de la era moderna", resume Diego, que lleva años dando soporte con sus investigaciones a televisiones, radios y periódicos nacionales y extranjeros. También fue documentalista del programa de TVE La Botica de la Abuela, un espacio que empezó en los 90 aconsejando sobre el uso de remedios tradicionales para todo tipo de afecciones y dolencias.
"Lo que siempre ha hecho ha sido para ayudar a la gente", dice su mujer, la brasileña Lilian Candian. Ambos se conocieron hace 21 años en São Paulo, cuando Diego hacía ayuda humanitaria en los hospitales y Lilian trabajaba de instrumentista quirúrgica ayudando a los leprosos. Muchos de los alimentos que ella cocina los enriquece con las plantas de la demandada despensa natural de su marido. La visita a su jardín botánico es un regalo al olfato. Un paseo por siete carriles donde tiene distribuidas todas sus plantas. Lo primero que se ve es un gran colmenar que el navarro tiene lleno de abejas para polinizar su tierra. Protegen las orquídeas para la angustia; salvia para los mareos; artemisia annua para curar la malaria... así hasta 130 tipos de vegetales de los que extrae sus principios activos con disolventes y los trasforma en nutrientes para complementar una alimentación sana.

1 comentario:

  1. En las regiones indígenas de Hidalgo, también contamos con diversas plantas medicinales¡Que suerte!

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