martes, 6 de septiembre de 2016

Millones de guerreros en nuestro cuerpo


¿Sabías que tienes 10 veces más microbios sobre y en ti, que células en tu cuerpo?, ¿Qué traes entre 2.5 y 3 KG de bacterias y otros microbios en tu barriga y tu intestino?

La buena noticia es:

La mayoría de ellas son buenas y son esenciales para mantener tu cuerpo sano y funcionando bien.

Estas colonias de bacterias y microbios que habitan tu cuerpo, hay que imaginárselas como un ejército de buenos guerreros, que combaten a los malos (patógenos).

Son estos ejércitos de guerreros benéficos que:



° Operan nuestro sistema inmune
° Manejan nuestra digestión
° Curan la Gastritis, la Colitis y el Estreñimiento
° Son tu primera línea de defensa
° Señalizan a tus células los intrusos
° Combaten infecciones
° Y ayudan a regular tu metabolismo, cuanta energía quemas y cuanta grasa almacenas en tus lonjas.

Y todos traemos nuestra propia y muy personal huella bacteriológica. Nuestros propios ejércitos de guerreros.

Un mundo de bichos muy complejo que nos mantiene vivos.

Hay que recordar que cada humano, cada animal y cada planta es única. Somos seres VIVOS.


 
¿De dónde vienen estos guerreros?
 


Empieza con el nacimiento. Cuando naces tú, al salir del canal vaginal de tu mamá, te da tu primera embarrada, como yo le llamo con mucho cariño.

Y después (si tuviste suerte) te da leche materna.

Es una leche natural, repleta de bacterias y otros microbios que te ayudan a formar un fuerte sistema inmune.

Es por eso, que los niños que nacieron por parto natural y a los que la mama alimento con su pecho en vez de alimentarlos con una de las formulas de leche en polvo, son más sanos que aquellos que nacieron por cesárea y fueron alimentados con una formula.

El tipo de microbio depende de donde vive.

° Lugares mojados como nuestra boca, nariz ojos o axilas
° Lugares secos como nuestro cuero cabelludo y nuestras espaldas o antebrazos.

¿Qué pasa cuando no hay suficientes guerreros buenos,

¿Y qué pasa cuando estas comunidades de guerreros dejan de funcionar bien a raíz de una mala alimentación o el abuso de los antibióticos?

Eso nos lleva a un sinnúmero de enfermedades y padecimientos como las alergias, la gastritis, la obesidad, el cáncer y muchas otras más.


 
¿Cuál es la solución?
 

Aumentar la cantidad de guerreros buenos, a los que se les llama probióticos.

Estos los encuentras entre otros, en los siguientes alimentos: La leche materna, la col agria (chucrut), el yogurt de búlgaros, el tepache y también el pulque.

También existen los probióticos en forma de cápsulas que encuentras en las tiendas naturistas y algunas farmacias.

Consumiendo probióticos de manera regular le ayudas a tu cuerpo, proporcionándole los microorganismos que requiere para defenderse de los patógenos.


¿Y por qué nadie me ha hablado de estos probióticos?

La razón es sencilla: El dinero.

Para nuestra industria médica y farmacéutica es mejor negocio que regreses al consultorio.

Y muchas de las medicinas que se te recetan ahí, combaten los síntomas, pero no atacan el problema a fondo.

Muchos de nuestros problemas de salud, son una falta de equilibrio entre los guerreros malos (patógenos) y los guerreros buenos (probióticos).
Si quieres mejorar tu salud, aumentar tus defensas y sentirte mejor vale la pena investigar los probióticos.


Los bichos que nos habitan

Es una guerra declarada.

Eliminar los gérmenes se ha convertido en una de las principales tareas en la casa.

Enjuagues bucales, geles antibacteriales, limpiadores y desinfectantes nos apoyan en esta guerra contra los bichos que nos rodean.

Es una guerra contra la naturaleza.

Resulta imposible mantener algo desinfectado por mucho tiempo, sin aislarlo.

Las bacterias, los virus y los demás bichos están por todos lados.
La ciencia ha dividido estos bichos en dos clases o tipos: Patógenos y benéficos.

Los patógenos son aquellos agentes que pueden producir enfermedad o daño a la biología de un huésped, sea humano, animal o vegetal.

Los bichos malos


Y a estos les hemos declarado una guerra con armas químicas que no tiene piedad. La guerra total.

Al mismo momento hemos descuidado nuestra arma más poderosa. Nuestra propia resistencia inmunitaria.

Existe consenso entre los científicos que la mayor parte de nuestro sistema inmune reside en nuestros intestinos.
Y nuestro intestino no es un tema sexy, o tema de conversaciones sociales, pero es la parte motor de nuestro cuerpo. Es donde transformamos lo que comemos en energía para que sigamos vivos y sanos.

Y resulta que el trabajo en el intestino es hecho por… bacterias y otros micro-organismos!

Los bichos buenos

La identificación de estos bichos resulta ser difícil, ya que hasta ahora llevamos como 1000 especies de bacterias benéficas identificadas, pero existen aquellas que no pueden ser cultivadas fuera de nuestros intestinos.
Y decía Aristóteles: “El todo es más, que la suma de las partes”
De las bacterias identificadas hasta ahora, quiero presentarte las siguientes 3 familias o tribus como les llamo:


Estreptococos



Estos bichos los encuentras en tu boca.

Son los AK47, los cuernos de chivo, del mundo bacteriano.

Se lucen por su capacidad de producir toxinas con el fin de inhibir el crecimiento de otras bacterias indeseables. Es decir matar al enemigo.

Esto se traduce en menos dolores de garganta, una mejor salud del oído en los niños, reducción de la caries, la reducción significativa de los compuestos volátiles de azufre que causan el mal aliento, y aparte resultan ser saludables para las encías.


Lactobacilos


Esta tribu de bichos residen en el intestino delgado y son responsables de producir lactasa, la enzima requerida para descomponer la lactosa (el azúcar de la leche).
También fermentan colectivamente carbohidratos en el intestino, produciendo ácido láctico como resultado de este proceso.

El ácido láctico ayuda a crear un ambiente ácido en el intestino, lo que desalienta a muchos patógenos que prosperan en un ambiente alcalino.

Además aumenta la absorción de minerales como calcio, cobre, magnesio, y hierro.


Bifidobacterias
La tribu de las bifidobacterias las encuentras en el intestino grueso (clon) y ayudan a protegerte de las bacterias dañinas invasoras y otros microorganismos. Al igual que la tribu de los Lactobacilos, las bifidobacterias producen ácido láctico, que proporciona hasta 70% de la energía requerida por las células que recubren la pared intestinal, mejorando la barrera de protección natural en el intestino.
Las bifidobacterias también producen vitaminas del complejo B y la vitamina K. A medida de que envejecemos, el número de bifidobacterias encontrados en el intestino grueso de forma natural comienza a declinar.

Fuera de estas familias de bacterias existen un sinnúmero más de bichos buenos, a los que llamamos probióticos. Ellos aumentan tu resistencia inmunitaria y les deberíamos prestar más atención e investigación.


¿Probióticos para la depresión?

Según investigadores de la Universidad McMaster en Canadá en un estudio que fue publicado por la revista Nature Communications, el desequilibrio en la microbiota intestinal podría ser el causante de trastornos mentales como ansiedad y depresión.
 
No es la primera vez que un estudio vincula la salud mental con los microorganismos que viven en nuestro intestino. En junio de 2013, la revista Biological Psychiatry también publicó un estudio en el que se aseguraba que los trastornos depresivos, e inclusive el trastorno de estrés postraumático, podían adjudicarse al desequilibrio de la microbiota. Este mismo estudio sugiere que dichos trastornos podrían desaparecer si el paciente comienza a consumir un determinado tipo de probióticos a los que llamó psicobióticos: “Un psicobiótico es una organismo vivo que, cuando es ingerido en cantidades adecuadas, produce beneficios de salud en pacientes que padecen de enfermedades psiquiátricas”.
 
Los estudios muestran que la depresión se relaciona con un estado inflamatorio del organismo que podría estar asociado a la salud de las mucosas de la pared intestinal. Previas investigaciones han demostrado que el consumo de probióticos reduce la inflamación y sana las mucosas del intestino, por lo que esta idea no es del todo descabellada. Lo que es innegable es que las personas que llevan una alimentación sana y equilibrada son menos propensas a padecer depresión o ansiedad.
 
Sin embargo, los resultados aún no son concluyentes más que en animales de control (ratones en su mayoría), pero es probable que en poco tiempo utilizar probióticos como auxiliares en el tratamiento de trastornos mentales se vuelva popular, sobre todo si consideramos que la actual medicación administrada por psiquiatras además de cara es altamente adictiva y no siempre se obtienen buenos resultados.
 
Qué tal si una de las enfermedades más emblemáticas de la cultura occidental, y gracias a la cual la industria farmacéutica se embolsa más de 34 billones de dólares al año, pudiera ser deliciosamente erradicada simplemente agregando probióticos a nuestra dieta.


Nuestro estómago tiene un cerebro con tantas neuronas como el de un gato

Notamos mariposas en el estómago al enamorarnos. Se nos hace un nudo en la tripa cuando estamos nerviosos y asustados. Nos entra el cague cuando tenemos miedo.

Las ideas son comida: las opiniones se digieren, los hechos se presentan en crudo y a medio cocer, y las afirmaciones se tragan.

No es un capricho del lenguaje que relacionemos la mente con el estómago.Las personas tenemos un segundo cerebro en el intestino, en el cual se alojan unas 100 millones de neuronas, nada menos que el tamaño del cerebro de un gato. Si bien la psique está controlada por la mente, nuestro sistema digestivo toma sus propias decisiones, ya que cuenta con algunas de las mismas terminaciones nerviosas que el cerebro.

Si eres de los que se da atracones de chocolate, no te dejes consumir por el remordimiento: puede que sea culpa de tus bacterias intestinales, que te incitan a comer dulce sin parar. Los billones de microbios del intestino (microbiota) nos manejan a su antojo y favorecen el consumo de ciertos alimentos que los hacen prosperar mejor. «Las bacterias del intestino son manipuladoras. Hay una diversidad de intereses en el microbioma intestinal; algunos se alinean con nuestros objetivos alimenticios y otros no», dicen Carlo Maley y Athena Aktipis, dos investigadores de la Universidad de California, en un estudio sobre el tema. Modificar los microbios intestinales puede cambiar la conducta.

Las bacterias intestinales condicionan incluso la personalidad. Un experimento ha demostrado que al inyectar a ratas sanas la microbiota de otras con rasgos autistas, las primeras desarrollaron el mismo comportamiento antisocial. También en humanos se ha comprobado que aquéllos con problemas de conducta tienen diferencias esenciales en la flora intestinal que otras personas sanas. Lo que muestran estos avances es quemodificar la capacidad mental humana no sólo puede conseguirse a través del cerebro. «Cambiar la flora bacteriana intestinal predeterminada puede variar la conducta», afirma el doctor Fernando Carballo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva. Un cambio en la dieta para estimular los intestinos podría abrir campos muy interesantes para curar determinadas enfermedades neuronales, cree este experto. De hecho, los trasplantes fecales -sí, existen los donantes de caca-, han demostrado ser más eficaces que algunos antibióticos para curar enfermedades como el colon irritable. «La interacción entre cerebro e intestino está comprobada y eso abre la puerta al futuro», afirma el doctor Carballo. «Aunque aún queda mucho para que se pueda mejorar la calidad de vida de esquizofrénicos o autistas a través del equilibrio bacteriano».


LOS "SENTIDOS" DE NUESTRO ESTÓMAGO

Memoria: La proteína que quema la grasa corporal se encarga también de la memoria; por eso los obesos son más propensos a la demencia.

Bienestar: El estado de ánimo se aloja en el estómago, ya que ahí se produce y almacena el 90% de la serotonina, la 'hormona de la felicidad'.

Sueño: Cuando relajamos las tripas, nuestras neuronas estomacales producen benzodiacepinas, que relajan e inducen el sueño.

Estrés: Ante una emergencia, el cerebro toma energía del intestino. Las tripas se 'rebelan' y envían señales como malestar estomacal.

Gula: Las billones de bacterias que se alojan en el intestino eligen sus propios nutrientes para prosperar: a veces son más golosas que tú.

Miedo: El pánico hace que el cerebro espante al intestino grueso. Éste ya no dispone de tiempo para absorber líquido y el resultado es diarrea.

La col agria, sauerkraut o chucrut – el alimento más rico en probióticos

El chucrut es una comida típica de Alemania, Alsacia (Francia), Polonia y Rusia que se prepara haciendo fermentar las hojas del repollo (col) en agua con sal (salmuera).

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