lunes, 17 de octubre de 2016

'Superalimentos': el miso, pura inyección de salud


Para los amantes de la cocina oriental (especialmente, de la gastronomía ‘japo’), no es ningún ‘extraño’. Nos referimos al miso, un ingrediente que, a pesar de su lejano origen, se ha ido extendiendo en Occidente debido, en gran medida, a sus magníficas propiedades para nuestra salud. Para antes de hacer mención a algunas de las más relevantes, quizá sea conveniente explicar qué es exactamente este ‘prodigioso’ alimento…
En realidad, el miso no es más que una pasta hecha a partir de la fermentación natural (no pasteurizada) de las habas o semillas de la soja y/o de distintos cereales (arroz, cebada, trigo…), y sal marina.
Precisamente es la diferencia entre los tiempos de fermentación y de los ingredientes utilizados lo que da lugar a los diferentes tipos de miso. Así, entre los más conocidos encontramos, por ejemplo, Hatcho miso (el miso más puro, hecho exclusivamente a partir de soja, de intenso sabor, color oscuro, muy rico en proteínas); Mugi miso (compuesto por soja y cebada); Genmai miso (de color más claro, elaborado con soja y arroz integral); Shiro miso (también llamado ‘miso blanco’ debido a su color claro y una fermentación más corta); Kome miso (hecho con soja y arroz blanco); Aka miso (o ‘miso rojo’, de sabor fuerte y una fermentación de dos a tres años), etc.
SUS PROPIEDADES SALUDABLES
-Uno de los beneficios más importantes del miso es su gran capacidad para favorecer las malas digestiones (acidez, gases, pesadez, etc).
-Además, su contenido de ácido linoleico y lecitina ayuda a rebajar los niveles de colesterolmalo’ (LDL) y a evitar el ‘endurecimiento’ de los vasos sanguíneos (fundamental de cara a prevenir efermedades coronarias).
-Asimismo, el miso aumenta nuestra energía y vitalidad, por lo que resulta apropiado para momentos de debilidad, mareos, etc.
-Contiene abundantes minerales que favorecen el correcto funcionamiento del metabolismo del cuerpo.
-Su poder antioxidante favorece la eliminación de radicales libre (‘culpables’ del envejecimiento celular). Esto hace que el miso sea también un gran aliado no sólo del organismo, sino también de nuestra belleza.
-Las isoflavonas presentes en la soja ayudan a combatir los incómodos efectos derivados de la menopausia (sofocos, pérdida de calcio…).
-En tratamientos oncológicos, ayuda a descargar la radiación del cuerpo. En este sentido, Patricia Restrepo (Directora del ‘Instituto Macrobiótico de España’) nos cuenta que 'Uno de los hechos que más famoso hicieron al miso ocurrió tras los ataques de Hiroshima y Nagasaki. En un pequeño hospital rural de Japón sin recursos, sólo disponían de este ingrediente para tratar a sus pacientes porque era costumbre que los campesinos llevaran siempre un poco de este ingrediente encima para mantener la vitalidad. Lo curioso fue que, tiempo después, se conoció que, gracias a haber ingerido miso, aquellas personas sufrieron mínimas consecuencias tras la fuerte radiación, hecho que motivó el interés de Occidente por estudiar sus propiedades'.
LEER BIEN LA ETIQUETA, FUNDAMENTAL
Asimismo, la doctora Restrepo nos ofrece un consejo clave a la hora de comprar este producto: ‘Para que el miso contenga y conserve sus cualidades innatas ha de ser un miso natural, ya que cada vez encontramos más pseudo-misos fermentados artificialmente que contienen ingredientes como el azúcar, gran variedad de químicos y conservantes que no son beneficiosos para el organismo’, asegura.
SUS USOS COCINA
Esta pasta fermentada es bastante versátil, uno de sus usos más comunes suele ser como ingrediente de sopas, pero también se puede emplear en ensaladas, platos de legumbres, salsas… Eso sí, a la hora de usarlo ten en cuenta que deberás hacerlo en pequeñas dosis dado que es un producto muy concentrado (lo que hace que, además, resulte muy económico). Además, debes tener en cuenta que no acepta temperaturas muy elevadas puesto que se perderían algunos de sus nutrientes, por lo que conviene añadirlo al final de las cocciones.
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