jueves, 1 de septiembre de 2016

Seis estrategias que funcionan para reducir el riesgo de cáncer

Más vale prevenir que curar

La mejor manera de evitar que un día acabe en la consulta de un oncólogo es adoptar desde ya un modo de vida con el que combatir el cáncer, reduciendo al mínimo el riesgo de mutación de las células. Se trata de una serie de medidas concretas y bien documentadas con las que es razonable creer que reducirá su riesgo de cáncer. El efecto del modo de vida no resulta fácil de evaluar ni de cuantificar científicamente, pero se sabe que lo mejor que puede hacer para rebajar el riesgo inmediato es lo siguiente:

1. Consumir alimentos lo menos elaborados posible

Limite las comidas y bebidas refinadas: refrescos, cereales transformados, ácidos grasos trans, caramelos, galletas saladas y dulces de todo tipo, platos preparados...

Coma verduras sin procesar, de temporada y, a ser posible, locales. La col, los berros, los rábanos y las verduras de hoja son altamente recomendables. Evite las cocciones a altas temperaturas, sobre todo las barbacoas y los fritos.

Seleccione carnes y pescados de alta calidad, a ser posible salvajes. En caso contrario, al menos procure consumir carne de animales criados en condiciones de vida normales (pollos que hayan crecido picoteando en libertad, ganado que se haya alimentado de pastos, peces que no procedan de piscifactorías…).


2. Optimizar los aportes de antioxidantes y omega 3

Reduzca el consumo de aceites ricos en omega 6 (de maíz y girasol) en favor del aceite de oliva y de colza (derivado de la semilla de la planta de la colza) de primera presión en frío.

Para optimizar los aportes de omega 3, coma con frecuencia pescado graso pequeño (anchoas, sardinas, arenques y caballas son muy beneficiosos para la salud gracias a su alto contenido en los tipos de omega 3 EPA y DHA).

Consuma alimentos ricos en antioxidantes: una onza de chocolate negro (con un 70% de cacao), uno o dos vasos de buen vino tinto al día, tres tazas diarias de té verde japonés (sin azúcar)…

Vele también por la calidad de la digestión: mantenga un tracto digestivo sano gracias al consumo de fibras prebióticas y de probióticos (alimentos fermentados).

Optimice su tasa de vitamina D por medio de una exposición regular al sol y de la toma de un complemento alimenticio entre los meses de octubre y abril. Procure también mantener un aporte suficiente de magnesio, potasio, vitaminas y oligoelementos.


3. Practicar regularmente ejercicio físico

Un reciente y amplio estudio mediante el que se hizo un seguimiento a 42.000 atletas de alto nivel, concluyó que estos deportistas presentan un menor índice de fallecimiento por enfermedades cardíacas y cáncer que la población en general. La disminución en los índices de cáncer fue de un 40% respecto de la población en general, mientras que la incidencia de las enfermedades cardíacas fue un 27% menor. 

4. Evitar el contacto con las sustancias cancerígenas

Ya sea en los alimentos, el consumo excesivo de alcohol, el tabaco, la ropa, los espacios interiores (barnices, detergentes, perfumes químicos, pinturas...) o el entorno (fumigaciones de herbicidas y pesticidas, contaminación atmosférica…), evite al máximo el contacto con las sustancias químicas y opte por alternativas no tóxicas.

5. Reducir el nivel de estrés

El estrés físico y mental es también nefasto para el conjunto de las células. Aprenda a respirar profundamente, a adoptar una postura adecuada, a vivir en calma y a practicar actividad física regular al aire libre y al sol (como hacer senderismo o bañarse en el mar, si es posible).

Plante un pequeño huerto o llene de flores su balcón, cuide bien de su mascota si la tiene y compre libros para conocerla mejor, por ejemplo.


6. Cuidar la mente

Tome decisiones de vida en el plano de pareja, familiar, educativo y profesional que le aporten un equilibrio real a largo plazo. Practique actividades sociales, artísticas y espirituales que le hagan sentirse realizado interiormente.

Cuide sus relaciones con la familia, con los amigos, con los vecinos… La calidad de nuestra red social es uno de los principales factores que determinan la longevidad y las probabilidades de supervivencia en un caso de cáncer.

Cuanto más progrese hacia un modo de vida sano en general, asumiendo todos los aspectos de su vida, menor será el riesgo de que un día se siente ante el oncólogo para que le explique por qué ya no puede hacer nada por usted.

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